Rodrigo
Borgia no consideraba a su amante adecuada para enargarse de la
educación de su hija Lucrecia, por lo que no tardó en confiarla a una
prima suya, sobrina del papa Calixto III, Adriana de Mila, casada con
Ludovico Orsini, señor de Bassanello, que habitaba en Roma, en el
Palacio de Monte - Giodano.
Lucrecia
no había cumplido 11 años cuando firmó su primer contrato de
matrimonio, el 11 de febrero de 1491, confirmado por el segundo acto, el
16 de junio. Destinada a convertirse en la mujer de Don Querubin de
Centellas, señor de Val d'Aupra, hermano del Conde de Olivá.
Después
fue comprometida con don Gasparo de Aversa, hijo de Francisco de
Procida, de una edad mas conveniente, pues el tenia 16 y ella 12. El
contrato fue anulado el 8 de noviembre de 1492, cuando el se tuvo que
resignar con 3,000 ducados.
Tenía
el proyecto de reconstruir en el cetro de Italia, un reino con los
Estados de la iglesia, destruyendo lo que restara de independencia y
acción política a las casas feudales, de los cuales las principales
comprendían a los Savelli, los Gaetani, los Orsini y los Colonna. Se
añadiría los señores de la corona pontificia que le serían adjuntos.
Alejandro
VI asignó el papel de la dama de honor de la hija de su amante, para lo
cual se alejó definitivamente de su marido y la llevó a vivir con
Lucrecia.
El
soberano Pontifice tuvo la suerte de reunir a todos sus hijos cerca de
el. Juan de Gandía en el Vaticano, César Borgia, en el castillo de
Santangelo, Jofré en el palacio del cardenal de Alesia y Lucrecia en la
residencia del obispo de Tuculum.
El
matrimonio de Juan Sforza con Lucrecia había sido una jugada más para
ganarse el apoyo de Ludovico de Moro. En esa época el papa se encontraba
en las peores relaciones con la dinastía de Aragón, establecida en el
trono de Nápoles bajo la amenaza de la invasión francesa comandada por
Carlos VIII.
El
Pontifice desea usar de nuevo con fines diplomáticos a su hija Lurecia
pues puede serle de utilidad. Le popone a Juan Sforza la disolución del
matrimonio.
Juan
y César Borgia parten para Nápoles pero Juan fue asesinado y su cuerpo
arrojado al Tibet, en un lugar donde las carretas echaban residuos.
Alejandro
formó una alianza entre Viena y Siena, el duque de Ferrara y el Marqués
de Mantua, en 1493, para recuperar los señoríos de Cervetri y de
Anguillara, los cuales habían sido adquiridos por los Orsini.
El
27 de Octubre de 1493, saldría de Roma un ejercito muy bien armado,
formado por mercenarios suizos, bajo las ordenes del duque de Gandia,
promovido a gonfaloncio de la Santa Sede.
El
papa y César querían anular el matrimonio de Lucrecia y ka convenció
para que firmara un pergamino en el que declaraba ser "virguen todavía",
como el día de su nacimiento y lo firmó bajo juramento. La unión fue
anulada el 20 de noviembre de 1497.
El
7 de abril, fallece de forma accidental Carlos III, en Amboise, a causa
de un violento golpe en la cabeza. Tenía la intención de separarse de
Juana, duquesa de Berri para poderse asegurar a Ana, viuda de Carlos II.
Con ésto deseaba conseguir la poseción de Bretaña para la conora de
Francia.
El
problema de los planes políticos de los Boria es la estación de
hostilidad entre los franceses y los aragones del reino de Nápoles, con
motivo de la reivindicación de dicha corona por el rey de Francia.
Alejandro
VI nombró a Lucrecia regente de Spoleto y Foligno, el 8 de agosto de
1499. Esas ciudades no tenían quien los gobernara y se encontraban a
cargo de delegados pontificios, cardenales y hombres de edad y
experiencia. Puso el feudo bajo la administración de una jóven de 19
años.
El
31 de octubre de 1499 ve estrechados los lazos con su familia dándole
un hijo llamado Rodrigo. El 1 de enero de 1500, Lucrecia presidía las
fiestas de año nuevo, que tuvieron un brillo especial, porque fue
jubileo secular. Al día siguiente, Alfonso de Aragón llegó al Vaticano,
sibió las escaleras y lo sorprendieron 4 hombres enmascarados que lo
apuñalaron varias veces. El no murió pero tenía heridas graves, pudo
levantarse y arrastrarse hasta la residencia. Acusó del crimen a su
cuñado.
Al
dejar Roma, el papa dejó la administración de sus negocios pontificios y
el cuidado de la Iglesia a Lucrecia. En otoño de 1501, se negociaba la
unión de Lucrecia con Alfonso del Este, heredero del duque de Ferrara.
Al casarse se convertirá en duquesa de Ferrara. El matrimonió se arregló
el 26 de agosto de 1501.
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